Cuando vamos a emprender normalmente comenzamos empíricamente funcionando como por inercia, pero sin una estrategia detrás de nuestras acciones que maximice nuestras probabilidades de éxito y minimice las frustraciones y pérdidas de tiempo y recursos.
Únicamente el 5% de los emprendimientos sobrevive los primeros 5 años, y según un estudio publicado en Fortune Magazine, la principal causa de fracaso es que los emprendimientos no están atendiendo una necesidad real del mercado.
Si bien es inevitable el proceso de ensayo y error, que es la base del funcionamiento de los emprendimientos ágiles. Es importante tomar una pausa, para pensar un plan con el cuál podremos reducir el número de fallos y ser más eficientes poniendo foco en lo más importante.
¿Cuáles son los pasos básicos que debemos seguir para hacer nuestro plan?
El qué queremos lograr en el largo plazo es nuestro sueño, nuestra visión. El para qué sería nuestro propósito, nuestra misión, será la fuerza que nos motivará a ponerle corazón a nuestro emprendimiento, es sencillamente en lo que creemos y por lo que vamos a convencer a los demás que crean en nosotros.
Luego hay que definir los objetivos, que serán los que quieres lograr este año, este mes, esta semana. Como el papel lo aguanta todo, es importante verificar que estos objetivos sean realistas, es decir, si vendemos dulces, y queremos ganar 3.000 euros al mes y le ganamos 15 euros a cada dulce eso quiere decir que tenemos que hacer 200 dulces en un mes, es decir 10 dulces al día si trabajamos 20 días al mes, allí llega el momento de evaluar si lo podemos lograr y qué tenemos que hacer para lograrlo. Tal vez subir precio o contratar a alguien que nos ayude, o comprar un equipo, etc. También ver si hay mercado suficiente para vender 10 dulces diarios.
También es importante que los objetivos sean medibles y tengan un límite de tiempo, y compartirlos con alguien, de esta manera nos sentiremos más comprometidos.
Al principio vamos a ser como unos investigadores, donde nos vamos a plantear hipótesis, y luego vamos a salir a experimentar y validarlas.
La primera hipótesis que nos plantearemos es el problema o deseo que queremos resolver, que es la idea de negocio que teníamos en un inicio pero vista desde el punto de vista del problema que resuelve y no desde la solución o producto.
La segunda hipótesis que nos plantearemos es personificar a nuestro cliente ideal, a la persona a quien le estamos resolviendo el problema.
¿Qué significa personificarlo? Es ponerle nombre y apellido, foto, describir su vida, sus sueños, sus problemas, preocupaciones, sus deseos, sus hobbies, su ocupación. En esta etapa debemos tener total empatía y ponernos en los zapatos de nuestro cliente ideal para entenderlo.
Después de que nos planteamos las hipótesis, debemos validarlas, y ¿cómo? Pues con el contacto directo con el cliente, preguntándole como está resolviendo su problema hoy en día, cuáles son sus frustraciones, qué es lo que más le gusta y lo que no le gusta de esto. ¿Cómo sería su producto o servicio ideal?
Todos los insights necesarios para nuestra propuesta de valor las tienen los consumidores y, mientras más feedback tengamos de ellos, más podremos satisfacer y exceder sus expectativas.
El error más común de los emprendedores es que se enamoran de su idea y asumen que todos piensan como ellos, por lo tanto, no validan las ideas con su cliente ideal. El segundo error más común de los emprendedores es que desarrollan el producto antes de entender el problema.
Cuando Bloomberg estaba desarrollando su plataforma de software financiero, iba todos los días al Starbucks debajo del edificio de Merryll Linch en New York e invitaba a tazas de café a los empleados de Merryl Linch a cambio de una pequeña entrevista para conocer sus necesidades. Con esta estrategia no solo desarrolló un producto que realmente satisfacía una necesidad, sino consiguió sus primeros clientes.
Es importante analizar qué están haciendo los competidores, qué ventajas tienen, a qué precio venden el producto, cómo llegan al consumidor, etc. Esto sirve para ver qué vamos a hacer igual que ellos y, más importante, qué vamos a hacer para ser diferentes a ellos.
También es importante analizar la industria en otros países, analizar tendencias, modas, todo esto nos puede servir de inspiración.
Cuando Jeff Bezos trabajaba de empleado en una casa de bolsa, le llegó a sus manos un informe que decía que el mercado de comercio electrónico estaba creciendo 2.000%. Al ver esa tendencia identificó una gran oportunidad y así fue como se le ocurrió hacer su librería online Amazon, que evolucionó y se convirtió en el mayor retail del mundo.
Como ya conocimos a nuestro cliente casi como a nuestro mejor amigo y sabemos lo que le gusta y lo que no, qué valora y qué lo frustra, entonces podemos diseñar un producto que cumpla o exceda los beneficios que el cliente está esperando. Y lo más importante, que lo haga sentirse conectado con nosotros.
Es importante pensar también en su experiencia de compra. Antes, durante y después, y cómo se sentirá al usar nuestro producto/servicio.
Una vez hayamos definido la propuesta de valor, hay que hacer un prototipo y probarlo nuevamente en el mercado. El proceso de emprendimiento es así, dinámico, pivotando y evolucionando constantemente.
Esta es la parte que a nadie le gusta, pero una de las más importantes porque debemos tener claro si estamos ganando dinero o no, básicamente para saber si nuestro esfuerzo vale la pena.
Primero nos encontramos con el dilema de qué precio le pondremos al producto/servicio. Para ello hay que tener en cuenta tres factores:
1. El precio en base al coste más la ganancia deseada
2. Precio promedio de la competencia
3. Precio de disposición de compra del consumidor
Luego, importantísimo, especialmente si vamos a hacer una inversión, es estimar un presupuesto de un estado de resultados, es decir, estimar lo que venderemos, cuánto nos va a costar, qué otros gastos vamos a tener y, finalmente, cuánto ganaremos.
Dónde y cómo lo vamos a vender. Si va a ser online, distribución a tiendas, bazares o un local propio. En esta etapa siempre recomiendo empezar online, y no comprometerse con unos gastos fijos como alquiler o nómina hasta que el negocio este consolidado.
Mediante canales digitales o medios tradicionales. La publicidad más importante de todas es el boca a boca. Es por esto que hoy más que nunca hay que estar enfocado en la satisfacción al cliente.
La Experiencia de Usuario como parte del Customer Centric será una de nuestras mayores y mejores herramientas.
Evolucionar constantemente porque en el mundo lo único constante es el cambio.
El camino del emprendimiento no es fácil. Se necesita mucha perseverancia, confianza en uno mismo y creer en nuestra visión. Pero vivir de nuestra pasión es muy gratificante y nos brinda una vida más plena. Así que, definitivamente, vale la pena el esfuerzo.
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Gracias, Andreina Pantin, por este post colaborativo. Andreina es consultora de planificación estratégica, mentora de emprendimiento y creadora del programa emprendiendo paso a paso.
Si este artículo te ha gustado, espera a ver todos los que vienen a partir de ahora. ¡Queremos sumar en tu día a día! 😉
Por cierto, pst, pst... ¿ya has leído los artículos anteriores del Blog?
Nos encantará que te unas a la familia de alumnos de la Escuela. Cada mes son más los profesionales que quieren seguir aprendiendo para poder mejorar sus negocios, proyectos y marcas personales.
¡Toma una decisión ya! Porque mientras tú lo estás pensando, los demás ya lo están haciendo.
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